El aumento de los niveles de contaminación y el calentamiento global nos hacen pensar y plantearnos futuras vías sostenibles para el mundo de la logística, iniciativas que pueden aplicarse, algunas en un medio plazo. Otras, más ambiciosas debido a la gran inversión de la que precisan y a la necesidad de coordinación con aparatos logísticos de países enteros, se fijan en un largo plazo.Pero hay algo que se está haciendo bien desde el sector: y esto es pensar, reflexionar y elucubrar acerca de soluciones e iniciativas que pueden, poco a poco, cambiar el panorama logístico hacia una mayor sostenibilidad y un mayor compromiso medioambiental.
De ahí nace el término conocido como logística verde, que atiende a aspectos tan variados como el diseño de los productos y la producción sostenible, la optimización en el empaquetado, el mantenimiento de los vehículos atendiendo a aspectos como su consumo, las rutas de transporte o la concepción del almacenamiento de los productos.
Los gobiernos de los distintos países necesitan fomentar iniciativas para que las empresas puedan hacer efectivas todas esas medidas que, estamos seguros, desearían aplicar. Porque no nos equivoquemos, una logística sostenible significa una mayor calidad de vida para todos, principalmente para los actores involucrados en los procesos logísticos.
Con respecto al transporte, se pueden reducir las emisiones fomentando el empleo de vehículos eléctricos, se pueden acortar y optimizar las rutas, se puede realizar un mayor y mejor mantenimiento de los equipos.
En cuanto al almacenamiento, las principales propuestas son disponer de las infraestructuras necesarias para facilitar el traslado y movimiento de mercancías o se pueden iluminar los almacenes haciendo uso de las energías renovables y fomentando la entrada de luz natural en los mismos.
En relación a las propuestas relacionadas con el empaquetado, una de ellas es emplear materiales biodegradables para el empaquetado de los productos, o en su defecto productos de sencillo reciclaje.
Se trata de acciones que, en su mayoría implican grandes inversiones por parte de las empresas, por lo que el compromiso de todos es imprescindible. La buena noticia es que un 64% de las empresas europeas tienen pensado implementar estrategias medioambientales en sus planes de acción para los próximos años.
Lo que se precisa es una transformación integral, y la mala situación económica va a hacer que el cambio sea muy lento, pues se necesita combinar la eficiencia económica con la ecológica. Sin embargo, es un paso que la concienciación vaya en aumento, aunque queda mucho por hacer.
En primer lugar es necesario que se promueva entre la población el consumo de productos fabricados a través de un compromiso con el medioambiente. Además, los gobiernos deben mostrar todo su apoyo a los proyectos, a través de subsidios, ayudas, leyes, y facilitar de este modo la aplicación de medidas relacionadas con la logística verde. Por último, las empresas deben de reunir a sus comités ejecutivos y empezar a plantear pequeñas acciones en cada uno de sus departamentos.